Construir viviendas en terreno rústico es uno de los aspectos más polémicos de este tipo de suelo.
La ley limita mucho esta posibilidad y, aunque sí hay fórmulas de llevar a cabo una construcción, no siempre se satisface las necesidades de los propietarios.
¿Qué dice la ley sobre construir viviendas en terreno rústico?
La ley actual especifica que sí se puede construir una vivienda en un terreno rústico, si se cumplen estos requisitos:
- La vivienda no puede servir de segunda residencia, ser construida con motivo de recreo o con otros motivos no profesionales.
- El fin de la construcción de la vivienda debe ser poder mantener la actividad en dicho terreno rústico.
- La vivienda construida será primera residencia del propietario, con su correspondiente empadronamiento.
Con el conocimiento de la ley, tampoco es muy complicado identificar cuándo es posible y cuándo no construir una vivienda en un terreno rústico. Sin embargo, las limitaciones a la hora de hacerlo cambian por cada Comunidad Autónoma y aquí sí encontramos un problema.
Algunos de los límites establecidos y no siempre con uniformidad entre todo el territorio español, son los siguientes:
- Se exige un mínimo de superficie para su construcción, que puede variar de 20 a 100 metros cuadrados.
- Se exige un mínimo de parcela para construir la vivienda, de entre 5.000 a 10.000 metros cuadrados.
- Se exige un trámite administrativo para obtener licencia de obra, licencia municipal y a veces canon urbanístico.
¿Qué debería cambiar de la ley para permitir construir viviendas en terreno rústico?
En el mercado inmobiliario, la diferencia normativa entre Autonomías representa un grave problema para fomentar el auge de la oferta.
Algunas Comunidades gozan de mayor libertad para construir viviendas en terreno rústico y esto les aventaja frente a los compradores, en comparación a otras regiones del país.
La unanimidad en este sentido, debería ser una de las prioridades legislativas, con la que el mercado podría cobrar un impulso histórico.
Por otro lado, las limitaciones en cuanto a superficie a construir, deberían ser proporcionales al terreno, no excluyentes ni tampoco restrictivas.
En el terreno legal, la lógica siempre es un buen mecanismo para que las cosas funcionen bien en la práctica. Permitir construir viviendas en terrenos rústicos acorde a la superficie existente, es la mejor forma de aprovechar todo el suelo disponible.
Las licencias y cánones probablemente se mantengan siempre, pero si se fomentan ayudas económicas, sobre todo en zonas despobladas, incentivaría a nuevos compradores que quisieran tener en el terreno esa primera vivienda.
Por otra parte, es lógico que se limite la construcción de viviendas en terrenos rústicos según su actividad, ya que con ello se ayuda a preservar tanto este tipo de superficie como también el sector profesional relacionado.
Sin embargo, sería conveniente flexibilizar este estatus casi inamovible de algunos terrenos rústicos, imposibilitados de realizar su actividad original, pero también de cambiarla para buscar otras opciones de rentabilidad.
Por último, siempre puede ser una gran ayuda agilizar los mecanismos de legalizaciones de inmuebles, para aquellos casos en los que ya existe una vivienda en el terreno rústico que no se ajusta a los requisitos impuestos. Mientras tanto, la contratación de profesionales especializados en este tipo de trámites, es la mejor forma de ahorrar problemas y acelerar todo el proceso.