La valoración de una finca rústica es algo más compleja que la de cualquier otra construcción, como una vivienda tradicional en el centro urbano.
Sin embargo, sí existen criterios de valoración de fincas rústicas, con los que podemos fijar una cifra económica, que refleje realmente lo que cuesta en el momento actual.
Por qué valorar una finca rústica
Hay dos principales motivos por los que puede ser necesario valorar el precio de una finca rústica.
En uno de ellos, el valor catastral asignado al inmueble, permite servir como aval para un préstamo o crédito hipotecario.
El otro motivo importante por el que se suele querer valorar una finca rústica es para venderla, atendiendo al precio real que tenga, más la suma que el propietario quiera intentar obtener.
Métodos para valorar una finca rústica
A continuación explicamos algunos de los métodos principales, que son utilizados para valorar el precio exacto de una finca rústica.
Método analítico
En la práctica, el método analítico es el más utilizado para valorar fincas rústicas. Consiste en analizar la capitalización de renta del terreno, es decir, calcular los ingresos menos los gastos que ofrece su aprovechamiento.
Método comparativo
Un método tradicional, que en determinados casos puede sernos de utilidad. Es el que más se utiliza en el caso de viviendas en entornos urbanos.
Simplemente consiste en valorar viviendas con las mismas condiciones y analizar el precio actual que tienen. En esta comparativa se identifican los elementos comunes y los valores adicionales de la vivienda.
Sin embargo, una finca rústica puede requerir de algo más de complejidad en este método. Para empezar tiene que contar con otros inmuebles en el entorno.
Incluso aunque cuente con ellos, es probable que estén bastante apartados. Por tanto, los inversores interesados, deberían desplazarse a cada una de estas fincas rústicas, con el fin de comprobar qué elementos comparten y cuáles son diferenciales.
Valoración medioambiental
Un método aplicado para analizar el valor de una finca rústica, se basa en valorar también el entorno, desde la presencia de espacios verdes y/o protegidos hasta los elementos de sostenibilidad propios de la finca rústica.
Valoración de infraestructuras
Otro método complementario para estas valoraciones, consiste en analizar las infraestructuras agrarias existentes, las necesidades de actualización y la rentabilidad potencial que pueden ofrecer.
A todos estos métodos, hay que sumar factores propios de cualquier finca rústica, tales como los siguientes:
- Calidad de los materiales de construcción.
- Antigüedad que posee la finca.
- Ubicación del terreno.
- Distancia con un centro urbano.
- Calidad y rentabilidad potencial de la tierra.
- Gastos que requiere la finca rústica.
- Posibles costes de nuevas construcciones.
- Valor del mercado actual.
- Valor del suelo existente.
- Honorarios en la operación de compra-venta.
Con todos estos métodos y factores analizados, podemos extraer un precio bastante delimitado de lo que puede valer nuestra finca rústica y, por descontado, al mismo se puede aplicar el aumento o reducción que consideremos, para ser competitivos a la hora de ofertarla.